La familia Hernández García, residentes de Río Grande City, Texas, llevaban más de una década en Estados Unidos, fueron deportados a pesar de tener pruebas que justificaban su estancia en Estados Unidos.
El pasado 4 de febrero, su hija de 10 años, Sara, quien se recuperaba de una cirugía por un tumor cerebral, despertó con mareos y un dolor intenso; María y Juan, quienes son sus padres preocupados tomaron la decisión de llevarla al hospital de Houston donde recibía tratamiento. Durante su trayecto, se toparon con una sorpresa, pues fueron detenidos en un puesto de control de la Patrulla Fronteriza en Sarita. A pesar de presentar cartas por parte de los médicos y abogados que justificaban su viaje, fueron denegadas por los agentes, por primera ocasión no fueron aceptadas. Trascurrido 24 hrs de haber sido detenidos, María y Juan, indocumentados a pesar de llevar 10 años en Texas, y cinco de sus hijos, ciudadanos estadounidenses por nacimiento fueron deportados a México.
La presidenta Rochelle Garza de Texas Civil Rights Project, una organización que les brinda asesoría legal gratuita, el cual ha denunciado el trato recibido durante su detención, describiendo que fueron separados por género, tratados de manera degradante, además de que intentaron confiscar los medicamentos de Sara y el monitor cardíaco de su hermano mayor, quien padece de una afección coronaria; agregando, que se le había dado dos opciones a la pareja indocumentada; “Les dieron dos opciones imposibles entre las que elegir: que los menores se quedaran bajo custodia del Estado y quizá no volverse a ver, o que fueran expulsados del país todos juntos,“, dijo Garza en una entrevista para BBC News.
“Todo padre y madre debemos tener el derecho de cuidar de nuestros hijos, y todo niño debe de tener acceso a la atención médica que se necesita para sobrevivir, es por eso que estamos luchando.”, dijo María, en un video enviado desde México.
La familia busca reunirse con su hijo mayor, Fernando de 17 años, quien no estaba presente durante la detención y permanece en Estados Unidos. “Nosotros construimos nuestra vida en Texas por más de una década, trabajando muy duro para criar a nuestros hijos y sacarlos adelante. Y ellos nacieron y crecieron en Estados Unidos”, dice María mirando a cámara, con la voz entrecortada.
Rochelle Garza, asegura que la familia no tenía antecedentes criminales, pagaban sus impuestos, mandaban a los niños a la escuela, estaban muy conectados con la comunidad; incluso cuando los vecinos se enteraron del tumor cerebral de Sara, realizaron una colecta para ayudarles un poco a pagar los gastos.
Mientras tanto, Sara no ha podido acceder a las terapias y medicamentos necesarios para su recuperación y su hermano mayor, tampoco ha recibido su tratamiento. Este caso a generado críticas hacia las políticas migratorias actuales y ha resaltado la difícil situación de las familias con estatus migratorio mixto en Estados Unidos.
Fuente: BBC News Mundo