La reciente controversia que llevó a la empresa china Shein a retirar de su catálogo una línea de muñecas con apariencia infantil ha abierto un amplio debate en Europa sobre la regulación de productos que podrían fomentar la sexualización de menores, incluso cuando son comercializados para adultos.
Expertos en derechos de la infancia, asociaciones feministas y legisladores de distintos países de la Unión Europea coincidieron en que el caso pone en evidencia la falta de controles efectivos sobre la venta en línea de artículos con connotaciones sexuales.
“Las plataformas internacionales operan bajo criterios comerciales globales, pero los marcos éticos y culturales son locales”, señaló Claire Dubois, portavoz de la organización francesa Enfance Libre. “Lo ocurrido con Shein demuestra que necesitamos reglas comunes que protejan a los menores y eviten la normalización de estereotipos dañinos.”
El Parlamento Europeo ya analiza la posibilidad de presentar una iniciativa para reforzar la supervisión de productos digitales y físicos con contenido sexualizado. La medida buscaría obligar a las empresas que operan en línea a cumplir con estándares más estrictos en materia de ética comercial, imagen corporal y representación infantil.
También te podría interesar: Se registra un fuerte sismo en Afganistan deja un saldo de 20 muertes y 530 heridos
Por su parte, representantes de Shein afirmaron que la empresa “mantiene una política de tolerancia cero ante cualquier artículo que pueda interpretarse como inapropiado o relacionado con la explotación infantil”. La compañía enfatizó que ha comenzado una revisión integral de su catálogo global para garantizar el cumplimiento de normas internacionales.
Organizaciones de protección a la niñez celebraron la medida, pero advierten que el problema va más allá de un solo caso. “Cada vez más marcas experimentan con productos que mezclan lo ‘cute’ con lo sexual, y eso genera una línea borrosa que las plataformas deben vigilar”, comentó Rosa Mejía, investigadora de la Universidad Complutense de Madrid.
El debate se extiende también a las redes sociales, donde usuarios han exigido mayor transparencia sobre los procesos de diseño y comercialización de artículos relacionados con el entretenimiento adulto.
Fuente: Excelsior