Las “muñecas”, las drogas, las anfetaminas, los barbitúricos, son el pan nuestro de cada día y no se necesita ser una estrella de Broadway para enfrentar estas adicciones

Aura Muñoz Romo, colaboradora La Voz de Michoacán

Cuando hablamos de best-sellers actuales escritos por mujeres, no podemos evitar nombrar a J.K. Rowling con Harry Potter, Suzanne Collins con Los Juegos del Hambre y El Cuento de la Criada de Margaret Atwood, entre otros. Pero hubo una mujer que mantuvo su novela en el primer lugar de ventas del New York Times por veintiocho semanas consecutivas y sesenta y cinco en el top 10, lo que la convirtió en la más vendida de 1966. Estamos hablando de El valle de las muñecas, escrito por la novelista y también actriz, Jacqueline Susann, que nació el 20 de agosto de 1918.

¿Qué tuvo esta novela para ser la más vendida? ¿Qué tuvo la pluma de Susann para que tantas personas quisieran leerla a pesar de ser fuertemente criticada? ¿Y por qué aún se habla de ella?

Jacqueline Susann trabajó como actriz desde 1937, cuando consiguió un pequeño papel en Broadway en la obra Las mujeres, seguida de otros papeles con mayor relevancia. Sin embargo, ella sabía que tenía también otro talento y comenzó a dejar la actuación para escribir obras, sobre todo de comedia, que gustaron mucho. Además del teatro, participó también en la televisión en las cadenas estadounidenses CBS, NBC y ABC como conductora, actriz y entrevistadora. Pero su verdadera pasión era la escritura y no planeaba renunciar a ella.

A mediados de los años cincuenta, usó su tiempo libre y comenzó a escribir esbozos de un cuento de ciencia ficción y la historia que sería su más grande éxito: El valle de las muñecas. El debut fue impresionante y muchos comenzaron a darse cuenta que era una novela en clave; es decir, que algunos personajes estaban basados en celebridades de la vida real como Judy Garland y Carole Landis. Aquello era un truco muy original. ¿Acaso el resto de los personajes existían? Esa era la pregunta que millones de lectores se hacían mientras devoraban página tras página.

Pero ¿cuál era la trama de El valle de las muñecas, que encantaba a la audiencia y provocaba críticas? Definitivamente, Susann había apostado por su conocimiento del negocio cuando había estado en Broadway, quería mostrar el cinismo de los hombres ricos de los años sesenta y lo que era capaz de hacer una mujer famosa por mantener a un hombre a su lado, una carrera o un cuerpo perfecto. ¿Qué podía ser tan horrible que no se hubiera conocido en ese entonces? Que Susann se atrevió a escribirlo con todas sus letras y sin tapujos.

Anne Welles. Una de las protagonistas, la más ingenua, deja su pueblo para vivir y trabajar en Nueva York. No se imagina que se enamorará a primera vista de uno de sus jefes, Lyon Burke, conocido por tener muchos amoríos en Broadway, que la tacharán de frígida, se burlarán de ella por seguir siendo virgen a sus veintitantos años y que terminará decepcionada del amor. Conseguirá trabajo como modelo para una compañía de cosméticos y se comprometerá con el dueño, Kevin Gillmore; pero su amor por Lyon, quien la deja, será más fuerte y terminará siendo su amante. Todo se derrumbará, Lyon terminará traicionándola con su mejor amiga, Neely, y lo único que podrá sostenerla en pie serán las muñecas.

Neely O’Hara. La mejor amiga de Anne cuando ésta se muda a Nueva York. Quiere ser artista y tiene las tablas para ello. Sabe actuar y cantar, pero no le han dado la oportunidad que necesita para brillar en Broadway hasta que Anne, gracias a la amistad que ha cultivado con la superestrella Helen Lawson, le consigue una suplencia en una obra. A partir de ahí, Neely demuestra su valía, se muda a Los Angeles donde consigue un meteórico ascenso a la fama, se convierte en una gran actriz, se casa y tiene gemelos, pero también tiene que lidiar con la infidelidad de su marido, a quien se le ha subido la fama. Nadie quiere contratarla y terminan despidiéndola. Las muñecas son su único aliado para soportar todo. Neely recurre a Anne, quien, a su vez, recurre a Helen. Sin embargo, el día que debe cantar para su gran regreso, le da un ataque de pánico y recurre a las muñecas de nueva cuenta, perdiendo la voz. Logrará recomponerse y no le importará destruir el matrimonio de Anne para que Lyon se quede con ella y mantienen un amorío por largo tiempo, pero al final, se queda sin Lyon, sin carrera y acabada.

Jennifer North. Posiblemente, la historia más trágica de las cuatro protagonistas, Jennifer es el rostro y el cuerpo de Broadway. Se enamora de un cantante, Tony Polar, con quien se casa y del que se embaraza. Pero su cuñada, Miriam, le revelará un gran secreto: Tony padece problemas de desarrollo que son hereditarios y Jennifer, llena de dolor, recurre a las muñecas para calmar sus nervios. Totalmente destrozada, accede a realizarse un aborto y a firmar el divorcio. Huye a Europa pero, por falta de dinero, termina trabajando en cine de arte que, en Estados Unidos, es considerado pornografía suave. Jennifer se obsesiona con los estragos del tiempo en su rostro, pero lo que la hunde es que le diagnostican cáncer de mama. Antes que ver mutilado su hermoso cuerpo, decide suicidarse para que el público la recuerde como la más hermosa de todas.

Helen Lawson. El personaje más bipolar de todos, pero que siempre dice la verdad. Es la única de las protagonistas que logra librarse del uso de las muñecas. Sabe que es una leyenda y por eso no deja que ninguna actriz destaque por encima de ella en sus obras. No le importan las personas y las utiliza para lograr sus objetivos. A Anne, para llegar a un hombre; a Neely, para sacar a otra estrella en ascenso, y a su manager, para despedir o conseguir personas o números. Ella es quien ve caer a Anne, Neely y Jennifer en las “muñecas” y no lo evita.

Podrá sonar atroz, pero ¿por qué novelas como El valle de las muñecas son tan leídas? Porque el mundo no es perfecto para nadie, como lo atestiguan las protagonistas. Porque las “muñecas”, las drogas, las anfetaminas, los barbitúricos, son el pan nuestro de cada día y no se necesita ser una estrella de Broadway para enfrentar estas adicciones. Son parte de la vida real. Cualquiera puede identificarse con lo que sufren estas cuatro mujeres. ¿Qué hacemos con ello? Aprender. Adquirir perspectiva. Eso es lo que nos da la novela de Susann. Ser empáticos y poder decirles a ellas y a nosotros mismos: “Te mereces algo mucho mejor y puedes tenerlo. No caigas, no te ciegues, siempre habrá alguien que te ayude”. Susann murió en septiembre de 1974.

Cuando usted sienta que va a sucumbir, dígase a sí mismo el título de otro libro de esta escritora audaz: Una vez no basta… ¡Una vez no basta para seguir luchando!

Aura Muñoz Romo es Maestra en Filosofía de la Cultura, Diplomada en Creación Literaria, Escritora y Doctorante de Filosofía en la UMSNH. Ganadora de la medalla “Dr. Ignacio Chávez Sánchez” 2022 de Maestría.