Morelia, Michoacán

La tromba nocturna que azotó la colonia Jacarandas en Morelia dejó a cerca de 30 familias en medio de la desesperación y el abandono. Los residentes de la calle Agustina Ramírez vivieron una odisea marcada por la falta de respuesta y empatía de las autoridades municipales, en particular de Protección Civil (PC) de Morelia, quienes, según denuncian los vecinos, se limitaron a tomar fotografías desde la avenida sin adentrarse a evaluar los daños en las calles inundadas.

Eran las cuatro de la mañana cuando el nivel del agua comenzó a subir, y para las 6:30 horas, ya había alcanzado los 60 centímetros dentro de algunas viviendas. La angustia crecía mientras los intentos por comunicarse con las autoridades eran infructuosos. “Nunca contestaron el teléfono”, recuerda un vecino. “Cuando finalmente llegaron, sólo revisaron desde la avenida, ni siquiera se bajaron de su camioneta para ver cómo el agua se metía en nuestras casas”.

La frustración de los residentes es palpable. Se enfrentan a una situación recurrente: las lluvias intensas inundan sus hogares año tras año, y las autoridades municipales parecen indiferentes. “Les mostramos fotos de cómo el puente estaba a punto de llenarse porque está tapado con basura, y les dijimos que, si acá se desbordaba, más arriba también pasaría. No desazolvaron este año, y nos dijeron que eso lo hace OOAPAS, pero que verían qué podían hacer. Al final, no hicieron nada”, explicó uno de los vecinos.

Para las familias de Jacarandas, esta no es solo una cuestión de daños materiales, es una lucha constante por mantener su calidad de vida. “Hay vecinos que acaban de comprar colchones y camas tras las primeras lluvias, y ahora lo han perdido todo de nuevo. Es una inversión que debemos hacer cada año porque se nos echa a perder todo,” comenta una vecina, visiblemente afectada.

La situación se agrava por el hecho de que muchos residentes son adultos mayores o tienen niños pequeños, lo que aumenta el riesgo ante las aguas negras que invaden sus hogares. “Nos estamos quedando como una laguna. Hubo vecinos que quedaron encerrados en sus casas hasta una semana porque el nivel del agua no bajaba,” relatan

La calle Agustina Ramírez, ubicada en una zona que no ha sido elevada como otras calles de la colonia, se transforma en una alberca cada vez que llueve, atrapando a sus habitantes en un limbo de agua sucia y desatención. “Al final de cuentas, ellos no son los afectados, no entienden lo que vivimos”, lamenta un residente.

Mientras los vecinos se organizan para buscar soluciones y presentar solicitudes formales que puedan mejorar su situación, queda un sentimiento de abandono y la certeza de que, si no se actúa pronto, esta historia de inundaciones y desolación continuará repitiéndose con cada temporada de lluvias.