La apuesta por la turistización de la zona ha tenido como consecuencia el desplazamiento de los residentes y la pérdida de negocios como carnicerías, panaderías y abarrotes.

Abril García / La Voz de Michoacán

Morelia, Michoacán. Durante los últimos años, el Centro Histórico de Morelia ha experimentado un incremento acelerado en la cantidad de propiedades destinadas al turismo y, al mismo tiempo, una disminución considerable en los residentes en las viviendas.

En 2016, apenas se registraban 3 alojamientos de Airbnb en la zona. Para 2018, la cifra se elevó a 77 unidades. Sin embargo, con la llegada de la pandemia y el éxito de la plataforma, para el año 2022, alcanzó los 1414. La tendencia continuó en 2023 con un total de 1436 propiedades registradas.

Paralelamente, se ha registrado una disminución en los habitantes. Acorde con la información compartida por el propio Ayuntamiento de Morelia, en 1980 había un total de 54 mil 819 residentes en el área céntrica, mientras que en el 2020 era apenas de 23 mil 280 y se proyecta que para 2030 se reduzca a 15 mil 85.

De acuerdo con los arquitectos Catherine Ettinger y Eugenio Mercado este cambio tiene muchas implicaciones que van “desde las pérdidas físicas por abandono, hasta una cadena de otras pérdidas: la carnicería que desaparece, la frutería que ya no está, la panadería que cierra sus puertas, la ausencia de tiendas de abarrotes…”.

El incremento de alojamientos para turistas y la disminución de habitantes en las viviendas no solo reflejan un cambio en la dinámica residencial del centro de la ciudad, sino que suscita preocupaciones sobre el fenómeno de la gentrificación.

Acorde con los especialistas, en la actualidad la zona alberga principalmente oficinas administrativas, actividades de ocio, alojamientos para turistas y eventos culturales, políticos y deportivos; lo que puede llevar a la gentrificación, que se refiere al proceso de expulsión de personas de menores recursos y de sustitución por personas de mayores ingresos.

El nombramiento del Centro Histórico de Morelia como Patrimonio Mundial de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), fue uno de los factores que sentó las bases para los cambios en este espacio de la ciudad. Así mismo, según Felipe Cabrales, la apuesta del Gobierno de Morelia desde el año 2002 por la turistización del Centro Histórico contribuyó a la aceleración de este proceso.

Tanto geógrafos como arquitectos sostienen que este declive continuará mientras no se instrumenten programas que incentiven la habitabilidad de esta zona y se fomente la convivencia de diferentes grupos, residentes y visitantes.