Con una ceremonia cargada de simbolismo histórico, China celebró el 80º aniversario del final de la Segunda Guerra Mundial en Asia con un imponente desfile militar en la Plaza de Tiananmen. El acto no solo rindió homenaje a la victoria de 1945, sino que también sirvió como plataforma para proyectar la influencia global del país.
El presidente Xi Jinping encabezó la conmemoración ante la presencia de líderes extranjeros, entre ellos el mandatario ruso Vladímir Putin y el norcoreano Kim Jong-un, quienes asistieron como invitados de honor. La cita se dio apenas días después de la reunión de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS), en la que China reiteró su llamado a un orden mundial multipolar.
Durante el evento, miles de soldados del Ejército Popular de Liberación marcharon en perfecta sincronía, acompañados por modernos vehículos blindados y sobrevolados por formaciones aéreas. Entre las innovaciones presentadas destacaron drones submarinos, tanques de última generación y unidades especializadas en ciberseguridad y operaciones espaciales, reflejo de la diversificación estratégica de las fuerzas armadas chinas.
La exhibición también incluyó sistemas de misiles y artillería de gran alcance, con lo que Beijing reafirmó sus avances tecnológicos en defensa. Analistas internacionales interpretan esta demostración no solo como un tributo histórico, sino como un recordatorio de la creciente capacidad de China para influir en la seguridad regional y global.
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Xi aprovechó la ceremonia para llamar a la unidad nacional y enviar un mensaje de firmeza: “China defenderá su soberanía y su seguridad en cualquier circunstancia”. El acto, a la vez solemne y estratégico, dejó claro que el país busca consolidar su posición como potencia militar y política en un escenario internacional cada vez más tenso.
Fuente: El Universal Online