El conflicto en Nueva Jerusalén por un predio tomado “por orden divina” intensifica la tensión entre grupos religiosos locales.
Turicato, Michoacán.-La comunidad de Nueva Jerusalén, comunidad ubicada en el municipio de Turicato en Michoacán, actualmente gobernado por Graciela Hernández Arreola, del PT, enfrenta un nuevo episodio de confrontación derivado de la disputa por un predio en la colonia 11 Mil Vírgenes, ubicado frente a la Iglesia del Santísimo.
El conflicto gira en torno a un grupo religioso encabezado por Antonio Lara Barajas, conocido como obispo Martín de Tours, y Rosa Gómez Gómez, alias “Madre Catalina”, quienes “por orden divina” han intentado tomar posesión de manera ilegal del terreno, actualmente en litigio desde hace más de medio año.
Integrantes del grupo de los laicos denunciaron a Contramuro, que los religiosos se apropiaron de un predio al margen de la legalidad, lo que, según informaron, se les facilitado mediante presuntos actos de corrupción de funcionarios públicos.
De acuerdo con testimonios, la disputa no sólo afecta a particulares, sino que representa una provocación directa al liderazgo de Santiago Mayor, obispo de otra facción religiosa dentro de la comunidad.
La tensión ha escalado en los últimos días, con enfrentamientos físicos entre seguidores de ambos grupos, lo que ha generado preocupación entre los pobladores.
Rosa Gómez Gómez ha sido señalada previamente por su papel en la destrucción de escuelas laicas en la comunidad, específicamente la primaria Vicente Guerrero y un jardín de niños en julio de 2012.
En ese entonces, se argumentó que la educación laica iba en contra de las creencias religiosas del grupo que encabeza, lo que derivó en la vulneración del derecho a la educación de niños y niñas de la zona.
Habitantes de Nueva Jerusalén han manifestado su temor ante la impunidad con la que actúan los líderes religiosos, quienes, bajo el argumento de recibir “órdenes divinas”, han impuesto un control estricto sobre la vida comunitaria.
En ese contexto, han hecho un llamado a las autoridades para que se garantice el estado de derecho en la zona y se ponga fin a lo que consideran una monarquía religiosa que opera al margen de la legalidad.
El conflicto en Nueva Jerusalén no es un caso aislado, ya que en diversas ocasiones la comunidad ha sido escenario de enfrentamientos entre facciones religiosas y disputas por el control de tierras y espacios de culto.
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Ante la creciente tensión, los denunciantes exigen una intervención urgente por parte de las autoridades estatales y federales para evitar una nueva escalada de violencia.