Morelia, Michoacán, 12 de abril de 2024.- Decidir de qué tema iba a hablar en mi columna semanal fue un poco difícil, por un lado, seguimos con los conflictos y guerras en Europa del Este y en la Franja de Gaza, pero a nivel nacional tenemos el tan “esperado” y desabrido debate y la ruptura de las relaciones con el Ecuador. Y justamente este último tema fue el que terminó por ser el ganador, al fin de cuentas lo mío es la historia y las relaciones internacionales, por ende, la intención primordial que tengo con esta columna es demostrar la importancia que tienen las relaciones internacionales, esto a pesar de que la mayoría de la población suele ponerle atención únicamente a la política interna, y eso es normal dado que las internas son las que terminan por afectar de manera directa sus vidas.
La actual problemática sucedió como todos ya sabemos debido a que la policía interrumpió en la embajada mexicana en Quito, todo esto por capturar a Jorge Glas quien anteriormente fungió como vicepresidente de la nación ecuatoriana. Primero hay que contextualizar un poco sobre el tema de Glas a quien se le perseguía por diversos cargos de corrupción, por lo que, buscó asilo en la embajada mexicana y a pesar de que muchos argumentan que fue un error del gobierno mexicano darle asilo a un personaje que está siendo acusado de tales delitos, debemos de saber primero que, probablemente los cargos sean más una persecución política que en realidad un sentimiento de justicia y todo esto lo digo a pesar de que no soy fan algunos de los gobiernos de la izquierda latinoamericana, pero la verdad es innegable, y lo que hizo Ecuador fue un error fundamental, independientemente de las ideologías, es difícil no reprochar la manera de actuar del presidente Daniel Noboa, —quien por cierto, ya estuvo envuelto en polémica durante una visita a Madrid, aunque esta no se le pudo comprobar— equivocación que le costó las relaciones con México.
Lo anterior se ha dado en la política exterior mexicana solamente un par de veces, con el régimen de Pinochet y Franco en Chile y España respectivamente, con la URSS y con Nicaragua; todas estas rupturas se dieron por diversas cuestiones, empero, ninguna fue por lo suscitado con Ecuador.
Pero ahora sí, ¿qué significa esto de romper las relaciones? Ya que siempre se ve a la política exterior con más pereza incluso que la nacional, —y sí, es increíble pero sí existe algo que da más flojera que la política cotidiana para los mexicanos— pero la importancia, aunque parezca minúscula no lo es. A nivel de exportaciones ni México ni Ecuador son los principales socios comerciales entre ellos, sin embargo, esto no deja de influir en lo económico, sobre todo con los tratados, bloques y/o proyectos de integración regional que se formulan.
Pero el dinero no lo es todo, y los ciudadanos suelen ser quienes pagan los platos rotos y terminan siendo muy perjudicados dado que, al no existir relaciones bilaterales entre ambos países, el tema burocrático se vuelve un lío tremendo, los ecuatorianos en México y los mexicanos en Ecuador no tendrán una representación directa que les pueda auxiliar, por lo que, muchos documentos, trámites y hasta las personas quedan atrapadas en un limbo. A todo esto, le tenemos que agregar la condena internacional por violar diversas normas del derecho internacional y de las leyes diplomáticas; por lo tanto, la estabilidad del gobierno ecuatoriano comienza a ser aún más delicada por la presión internacional. Todo lo anterior es una pequeña muestra de que la política nacional es importante y claro que es la que afecta directamente a su ciudadanos, pero no podemos descuidar lo demás, es como en una relación, tenemos que ver los sentimientos y el interior, pero el exterior también importa.
