Coimbra, Portugal, 07 de marzo de 2025.- Con la administración de Donald Trump hemos perdido la noción del tiempo, parece como si la historia del presidente estadounidense fuera contada por Gabriel García Márquez o Juan Rulfo, porque el tiempo pasa de manera muy distinta sin saber realmente cuanto ha pasado. Pero la verdad es que tan sólo llevamos mes y medio desde que Trump tomó posesión al frente del gobierno de los Estados Unidos, únicamente eso, menos de 50 días y ya tenemos para hablar todo el año. Sin embargo, después de un análisis muy personal, he llegado a la conclusión que, dejando de lado la ruptura del sistema político internacional con el fin de la era globalizadora y liberal; sin duda alguna, el partido Demócrata ha sido uno de los grandes responsables de la llegada de Donald Trump al poder, y no sólo eso, sino de que llegara de la manera que lo hizo, fuerte y preparado.
Los tres puntos en los que baso mi argumentación son: la presidencia de Obama, la de Biden y la candidatura de Kamala Harris. Incluyo la presidencia de Obama, debido a que todo vio en él lo que significaba ser el candidato demócrata perfecto, no era sólo un candidato, era el candidato. Un carisma sin igual, el primer presidente afroamericano que rompía estándares, un mediador que parecía poder poner a todos de acuerdo por la búsqueda de un Estados Unidos mejor, empero, la realidad fue otra, no es que haya sido una mala administración, pero su problema se debió a que fue muy gris. Todos esperaron demasiado de Obama y el resultado fue mediocre.
Después de Obama, fue cuando Trump llegó a la Casa Blanca por primera vez y ahí ya se mostraba la desilusión de algunos demócratas y sobre todo, del pueblo norteamericano. Incluso con esto, cuando Trump buscó la reelección no lo consiguió ya que Biden ganó las elecciones y ahí fue el segundo problema. Al ganar Biden las elecciones, se dieron dos situaciones vitales para el Trump que vemos hoy en día, el primero es haberle dado tiempo a Trump para que llegara en un momento donde el mundo es más turbulento, un mundo pos pandemia y con un nuevo paradigma a la vista. La segunda situación fue haber dado esperanza a muchos estadounidenses y al mundo de que la primer victoria de Donald Trump había sido solamente una falla en el sistema, que no debíamos temerle porque era imposible que ganara nuevamente.
Por último, el clavo que terminó por cerrar el ataúd de la oposición en Estados Unidos fue Kamala Harris, quien en mi propia opinión ha sido una de los peores candidatos que ha tenido el partido demócrata. En ella se ve reflejado lo que es hoy en día su partido, contradicciones, falta de empatía, de ideas y de ideología inclusive.
Haciendo mención al magnífico libro de Mary Shelley “Frankenstein”, puedo decir que el monstruo que atormenta a las personas del pueblo es el gobierno de Donald Trump, construido por un sistema político en declive, una democracia tambaleante, la pérdida del papel como hegemonía mundial y los recelos hacia China; todo eso formó aquel monstruo, pero el doctor, el Frankenstein que lo creó fueron los Demócratas.