Difícil pensar en un comienzo más difícil como el que le ha tocado enfrentar a la Presidenta.

Difícil pensar en un comienzo más difícil como el que le ha tocado enfrentar a la Presidenta. Nos tendríamos que remontar a los ochenta y noventa del siglo pasado, con De la Madrid, Salinas y/o Zedillo, para encontrar a mandatarios con una agenda de problemas tan complicados.

El problema número uno para Sheinbaum ha sido Trump. Como lo dijimos en este espacio desde hace ya varios meses, ahora reconocido por el Primer Ministro de Canadá, Mark Carney, Estados Unidos ha dejado se ser un socio confiable.

Desde que tomó posesión, Trump ha generado una enorme incertidumbre sobre las medidas arancelarias que ejecutará. Supuestamente mañana se resolverá este asunto. Vamos a ver cómo le va a México. Pero, por lo pronto, la incertidumbre ha sido veneno para la economía mexicana. Si de por sí venía desacelerándose desde 2024, este año se detuvo y ya estamos al borde de una recesión.

La Presidenta ha manejado razonablemente bien el tema de Trump con prudencia y cabeza fría. Para tranquilizarlo, la mexicana aceptó una mayor presencia de la Guardia Nacional para evitar el cruce de migrantes indocumentados al vecino del norte, le envió —sin proceso de extradición de por medio— a 29 capos del narcotráfico para que los juzguen allá y les ha dado golpes importantes a los traficantes de fentanilo.

No obstante, Trump es Trump y tiene al mundo entero de cabeza. Como ya lo alertaba The Economist, de regresar a la Casa Blanca, el país que estaba más expuesto a sufrir sería México por su gran dependencia económica de Estados Unidos.

Así ha ocurrido.

A Claudia le ha tocado enfrentar un huracán categoría cinco llamado Donald y, lo peor, es que así será en los próximos cuatro años.

Además de Trump, Sheinbaum ha tenido que enfrentar tremendos problemas heredados de su antecesor.

Destaca una hacienda pública raquítica. El gobierno no tiene dinero. El secretario de Hacienda del sexenio anterior, Rogelio Ramírez de la O, ya se fue dejando tras sí un presupuesto muy difícil de cuadrar. El déficit del 2025 y el hoyo financiero que significa Pemex pone en peligro la calificación de la deuda soberana del país que podría perder el grado de inversión.

Con un nuevo titular de Hacienda, Edgar Amador, la Presidenta deberá superar este reto enorme, nada menos que un contexto de una cada vez más probable recesión económica.

Otro problema heredado fue la inseguridad. Ahí sí hemos visto un rompimiento con el gobierno anterior. En la práctica se acabó la política de “abrazos, no balazos” para combatir la impunidad por medio de operaciones policiacas basadas en inteligencia, el sello de tener al mando a un policía profesional como es Omar García Harfush.

Es tan grande el problema heredado que tardará mucho tiempo que México se pacifique. La violencia no ha cesado en varios estados. En Sinaloa, por ejemplo, sigue la guerra intestina entre las dos facciones dominantes del Cartel de ese estado.

En las estadísticas, los homicidios han bajado, aunque las desapariciones han subido. Por lo menos hay que aplaudir que se está haciendo algo diferente que en sexenios pasados.

Claudia se comprometió a pasar las reformas constitucionales que anunció AMLO el año pasado. Cumplió y ahora tiene que ejecutar la ridícula elección de todos los jueces federales y locales de México. Es una locura que no tiene ni pies ni cabeza, una ocurrencia del expresidente que va a salir mal.

Sí, Morena se apropiará del Poder Judicial, pero a un precio altísimo. Lo que menos necesita una economía en recesión es la incertidumbre jurídica que esta reforma generará. Un problema heredado por AMLO pero que, al parecer, la Presidenta no quiso o no pudo frenar.

Estos seis meses han sido de divisiones y reacomodos en Morena. Ya sin AMLO en el escenario, muchos protagonistas del morenismo se han enfrentado (Adán Augusto López y Ricardo Monreal, por ejemplo). La Presidenta no pudo pasar su reforma contra el nepotismo como quería por divisiones dentro del movimiento. Y la CNTE logró detener la reforma a la Ley del ISSSTE que pretendía el gobierno.

Ahí están, también, los bochornos que Morena ha tenido que sufrir por la reelección de Rosario Piedra como presidenta de la CNDH, la integración de Miguel Ángel Yunes a la bancada guinda, la foto del hijo del expresidente afiliando al gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha, al partido y, desde luego, la protección política que le otorgaron los diputados morenistas a un presunto violador (Cuauhtémoc Blanco).

Seis meses de muchos problemas. Varios frentes abiertos con pocos operadores políticos eficaces que apaguen los fuegos. Un comienzo de sexenio muy difícil. Lo bueno, para Sheinbaum, es que no existe una oposición que la desafíe.

X: @leozuckermann