¿Tenemos identificada la acción cultural que ha rendido frutos y aquella que no? Y en caso de que sí, ¿Qué hemos hecho con esa información?

Gabriela Anguiano, colaboradora La Voz de Michoacán

Deseando que estén muy bien les saludo con mucho gusto, desde una fresca mañana de diciembre y con el cierre de año ya a la vuelta de la esquina. También estamos próximas a concluir estas colaboraciones sobre Gestión Cultural que durante los últimos meses hemos estado compartiendo con ustedes.

En esta ocasión, el título de este texto corresponde a la más reciente publicación presentada sobre Gestión Cultural, la cual se presentó hace algunos días (si les interesa pueden buscar la transmisión en Facebook), y es elaborada bajo la autoría de José Luis Mariscal y Carlos Yánez Canal. Un libro que, a decir de sus autores, es resultado de acciones investigativas de los últimos 15 años y que analiza la gestión cultural iberoamericana con un enfoque latinoamericanista.

Ya hemos mencionado en otras colaboraciones que la práctica de la gestión cultural antecede por mucho al concepto, el cual se viene desarrollando desde hace unos cuarenta años aproximadamente, y posiblemente muchas de las personas que ahora leen aquí, están en el oficio desde ese entonces o incluso antes, sin embargo, me parece oportuno colocar una pregunta para nosotras y nosotros los gestores culturales: en todos estos años que tenemos de oficio, ¿Tenemos identificada la acción cultural que ha rendido frutos y aquella que no? Y en caso de que sí, ¿Qué hemos hecho con esa información? ¿Cuántos de nosotros y nosotras sistematizamos el trabajo cultural que hacemos? y si ya sistematizamos ¿Qué sigue después?

Uribe establece en el prólogo de este libro que “todo emprendimiento de sistematización de las experiencias concretas de la gestión cultural ya es un ejercicio epistemológico de la gestión cultural”. Sin embargo, la gestión cultural al existir como una práctica desde hace tantos años se enfrenta al gran reto de sistematizar un cúmulo de experiencias y conocimiento generado por trabajadores de la cultura de muchas generaciones atrás.

En el contenido presentado, los autores nos dejan clara la importancia de ubicar nuestros proyectos culturales en el marco de un concepto de cultura. Es probable que este aspecto no esté tan presente para quienes tenemos muchos años haciendo gestión cultural. En el texto no solamente se aborda el tema señalando que muchas veces el posicionamiento filosófico no es coherente con las acciones propuestas para los proyectos culturales (Mariscal y Yáñez, 2025, p. 24), sino también se presentan las diferentes concepciones del concepto de cultura. Es así como los autores colocan la frase: “Dime qué concepto de cultura tienes y te diré qué actividades en tu proyecto tienes en mente” (Mariscal y Yáñez, 2025, p. 24).

Lo mismo sucede con el concepto de desarrollo cultural, siendo éste un concepto muy utilizado por las y los gestores culturales al momento en que generamos nuestros proyectos, pero ¿sabemos de dónde partimos cuando hacemos mención de ello? El trabajo que presentan los autores en este sentido, también nos permite construir una base.

Llegados a este punto me parece importante recordar que quienes venimos de este oficio desde hace varios años, somos personas que nos hemos formado en distintos campos disciplinarios y que hemos aprendido en el hacer; esto es en contraste con las generaciones de personas egresadas de las recientes licenciaturas en Gestión Cultural, quienes tienen elementos teóricos y conceptuales incorporados como parte de sus procesos formativos, sin embargo, carecen de experiencia en el trabajo de campo.

Aquí es donde considero que radica la relevancia de este libro, al ser un documento que registra y organiza la práctica de la gestión cultural a partir de su observación, para llevarla al plano de la sistematización, esquematización y modelización de la información, convirtiéndose así en un puente que funciona como herramienta de uso tanto para quienes llevamos tiempo en el campo y podemos ver reflejada nuestra práctica en la información presentada, como para quienes aún no tienen suficiente experiencia en el campo y a través de la lectura de este documento pueden aproximarse al cómo hacer con base en otras experiencias, una vez que se está en los territorios de incidencia, para la implementación de los proyectos culturales diseñados.

Este libro nos permite además hacer un recorrido por la construcción de la gestión cultural desde la institucionalización de la cultura en 1960 a nivel mundial, los inicios y consolidación de la profesionalización de la gestión cultural entre los años 1985 y 2010, hasta la formalización de esta como un campo académico disciplinar (Mariscal y Yáñez, 2025, p. 129, 132, 137 y 143).

Considero pues, a este libro una lectura obligada para todas aquellas personas que habitamos en el mundo de la gestión cultural, ya sea que vayamos incursionando en ella o tengamos tiempo desarrollando nuestro trabajo cultural desde los diversos territorios.

El libro pueden adquirirlo en línea si desean un ejemplar impreso, y también pueden consultarlo por internet de manera gratuita en la siguiente liga:

¡Como siempre, ha sido un gusto compartir con ustedes estas letras sobre temas que nos parecen importantes acá! Muchas gracias por su lectura.

Bibliografía:

  • Mariscal Orozco y Yáñez Canal, La construcción de la gestión cultural. Hacia la definición de la episteme de una práctica social.

Gabriela Anguiano Zamudio. Gestora Cultural Mexicana. Bisexuala. Antipatriarcal. Amante de las plantas y de lxs michis. Sembradora. Me encuentras como @gaviottaenvuelo en todas las redes.