«Lloré el primer día que prendí la licuadora y funcionó porque ya tenía luz», rememoró entre risas

Bilbao, España. - La cantante chilena Mon Laferte habló este martes de su duro camino hacia el éxito como inmigrante irregular en México, sin dinero ni para pagar la luz durante un tiempo, hasta poder ganarse la vida con la música.

La artista abrió en la ciudad española de Bilbao (norte) la decimotercera edición de BIME, una de las ferias profesionales de la música en español más importantes del mundo.

En un encuentro moderado por la periodista Paula Quintana, reveló, por ejemplo, que guarda "dos novelas pésimas" de juventud, hechas por quien, junto a la música, posee la "inquietud de la escritura".

"Pero no soy una persona estudiada, hice solo la enseñanza básica hasta los 13 años y, por eso, siempre hay algo de inseguridad que me hace pensar que no tengo los elementos", confesó.

Laferte nació en Viña del Mar (1983), en un barrio del que aún conserva vívida en la cabeza "la banda sonora" de chiquillos en la calle y en un hogar en el que "todos eran artistas", con un padre pintor, mientras escuchaba los boleros de su abuela y el rock de Led Zeppelin o la música de Édith Piaf o Violeta Parra que traía su madre.

"Creativamente, algo se desbloquea en mí cuando estoy allí, que me pongo más creativa. No sé si tiene que ver con la memoria muscular o de pronto el mar, que, en esa parte del mundo, el Pacífico tiene poco de pacífico, más el frío... Me encanta sentir esa melancolía, sentada viendo el mar con la lluvia", comentó la cantante, que desde hace casi 20 años reside en México.

A los 9 años cantó por primera vez en público y a los 13 comenzó a escribir canciones, inspirada por "mujeres fuertes" con la guitarra, "como Alanis Morissette o Shakira".

Pese a sus orígenes humildes, el apoyo de su abuela "consiguió que no viera todo lo que tenía en contra" a la hora de probar suerte en la música en un famoso concurso televisivo de talentos de su país. Se sintió "muy frustrada" por tener que interpretar canciones que no le gustaban, antes de "desprenderse de eso y sentir la libertad absoluta en México de una artista buscando su camino".

"No tenía nada que perder porque nadie me conocía allí y era como empezar de cero", explicó sobre los inicios, duros pero esperanzados, donde llegó a vivir ocho años como inmigrante irregular y donde publicó su primer álbum de manera independiente, 'Desechable' (2011), al que siguió 'Tornasol' (2013).

Cuando más "deprimida" se encontraba, sin dinero para costearse la luz durante medio año, quiso el destino que el álbum que había grabado en esas condiciones paupérrimas, 'Mon Laferte, vol. 1' (2015), tuviera repercusión con canciones como 'Tu falta de querer', y empezara a ganarse la vida con la música.

"Lloré el primer día que prendí la licuadora y funcionó porque ya tenía luz", rememoró entre risas. Así lleva un decenio de éxitos, con cinco Latin Grammy en su haber, hasta su recién editado 'Femme Fatale'.