Morelia, Michoacán, 14 de noviembre de 2024.- Moody’s cambió la perspectiva de la calificación de México a negativa desde estable, pero mantuvo la nota en Baa2.
La agencia calificadora de riesgo crediticio observó un debilitamiento del marco institucional y de formulación de políticas que podría socavar los resultados fiscales y económicos del gobierno.
Indicó que el deterioro de la asequibilidad de la deuda y una mayor rigidez del gasto público dificultan la consolidación fiscal, tras el aumento del déficit público este año, una desviación con respecto a un historial de bajo déficit, independientemente de las presiones económicas.
Añadió que la reforma al Poder Judicial podría debilitar los controles y equilibrios del sistema judicial, con un posible impacto negativo en la fortaleza económica y fiscal del país.
La posibilidad de que el entorno institucional se deteriore representa un riesgo adicional para la economía, en especial, en un contexto de posible revisión del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (TMEC) en 2026, que podría complicar las exportaciones.
Expuso además que hay una mayor probabilidad de que los pasivos contingentes derivados de Pemex se materialicen en el balance del gobierno y, al mismo tiempo, no restablezcan la sostenibilidad de la deuda a largo plazo de la petrolera y, por lo tanto, mantengan los riesgos fiscales para el gobierno.
Consideró la carga financiera de Pemex, que enfrenta dificultades de liquidez, y vio probable que el gobierno absorba parte de las obligaciones financieras de la petrolera, lo que incrementaría el peso de la deuda soberana.
Moody’s fundamentó la perspectiva negativa en varios elementos clave, como la rigidez en el gasto público, impulsada por compromisos sociales como las pensiones y nuevos apoyos económicos a la población, que dificultan la consolidación fiscal.
Asimismo, el déficit fiscal, que en 2024 supera el 5% del PIB, presenta un desafío importante, ya que, según las estimaciones de la agencia, la reducción gradual proyectada por el gobierno será insuficiente para estabilizar la deuda pública en el mediano plazo, aunque el gobierno de Claudia Sheinbaum ha sostenido que podría reducirla hasta un 3%.
Moody’s anticipa que la deuda podría alcanzar el 50% del PIB para 2028, frente al 40% registrado en 2023 y estimó que la asequibilidad de la deuda es otro de los factores de preocupación.
Según su análisis, la relación de intereses sobre ingresos aumentó del 10% antes de la pandemia al 15% en 2023, un nivel que se espera se mantenga en los próximos años, lo que limita la flexibilidad del gobierno para asumir nuevos compromisos financieros.
Moody’s mantuvo la nota de México en Baa2, lo que reflejó su opinión de que el perfil crediticio del sigue beneficiándose de una sólida fortaleza económica que seguirá apoyándose en la diversidad de la economía, así como en los posibles beneficios del nearshoring.
“Los desequilibrios macroeconómicos moderados, gracias a un historial de políticas fiscales y monetarias relativamente prudentes, respaldan la calificación”, indicó en un reporte.
La deuda soberana de México tiene grado de inversión con las tres grandes agencias calificadoras, y se encuentra con Moody’s y S&P a 2 nodos de perder el grado de inversión, mientras que con Fitch a 1 nodo de perderlo, recordó la directora de análisis económico en el grupo financiero Base, Gabriela Siller.
Moody’s aún no contaba con propuesta fiscal para 2025: Hacienda
Hacienda expuso en un comunicado que la agencia no disponía en el momento de la política fiscal propuesta para el próximo año, o las proyecciones que la dependencia entregará al Congreso este viernes como parte del Paquete Económico 2025.
“Esta situación sugiere que el análisis y la perspectiva de Moody’s podría haberse beneficiado de una evaluación más detallada y actualizada”, consideró en un comunicado.
Hacienda agregó que Moody’s reafirmó la calificación soberana debido al “sólido historial del gobierno de México en la implementación de políticas fiscales y monetarias que garantizan la estabilidad macroeconómica”.
Aseveró que la economía mexicana se sostiene sobre sólidos pilares de diversificación, crecimiento sostenido, un tipo de cambio flexible y un sistema bancario resiliente, elementos que fortalecen su capacidad para absorber choques externos y proteger la estabilidad económica. (CON INFORMACIÓN DE: FORBES)