El pasado sábado se dirigía a Guerrero pero nunca llegó.
El secuestro del obispo emérito de la diócesis de Chilpancingo-Chilapa, Salvador Rangel Mendoza, ha sacudido a la comunidad religiosa y a la sociedad en general. Rangel Mendoza fue interceptado el pasado sábado cuando salía de un domicilio en el municipio de Jiutepec, Morelos, mientras se dirigía al estado de Guerrero.
Este lamentable suceso tiene lugar en un contexto delicado, marcado por los esfuerzos de la diócesis por alcanzar una tregua con los grupos delictivos de la región. En el mes anterior, la vida del obispo ya había sido puesta en peligro, tras surgir información sobre su participación en las negociaciones de esta tregua. Dichas negociaciones se complicaron después de una reunión fallida entre obispos y delincuentes.
No es la primera vez que el obispo Rangel Mendoza señala a los grupos delictivos. Sus denuncias previas han generado controversia y preocupación en la comunidad, evidenciando la complejidad de la situación en la región pues mencionaba que los delincuentes tenían influencia en los procesos electorales. Llego a decir ue era la delincuencia la que controlaba el estado.
Hasta el momento, las autoridades no han proporcionado información sobre el avance de las investigaciones.
Fuente: LATINUS