Exploran el trágico evento donde William Burroughs asesinó a su esposa en México.
Ciudad de México.-No tiene interés en conversar: ha rechazado a todos los periodistas y admiradores que durante años han llegado a su puerta, principalmente extranjeros.
Está exhausta, dice, y todavía más molesta con sus vecinos que, por dinero, han permitido el acceso a periodistas que solo observan los alrededores y pretenden en sus artículos que este es el lugar donde William Burroughs, el famoso escritor de “El almuerzo desnudo”, se convirtió en asesino en México en 1951.
Aunque los vecinos ganan dinero con estas simulaciones, se niegan a contribuir al mantenimiento del viejo edificio en la calle Monterrey, en la colonia Roma. Incluso han ofrecido tours espiritistas, engañando a los visitantes.
Al entrar al edificio, me encontré con una mujer de sesenta años, de baja estatura y cabello corto. Sin saber quién era, la intercepté. Con un periódico en mano, que destacaba las tragedias del día, me respondió bruscamente cuando le pregunté si este era el lugar.
—¡Sí, aquí es y no hay nada especial! ¡Es un edificio como cualquier otro! —respondió firmemente.
Ella no recuerda a “la gringa muerta” por la que le preguntan, ni siquiera su nombre, Joan Vollmer, le digo. Era escritora y murió joven. Con orgullo y algo de resentimiento, aclara que su familia es la única dueña del departamento que todos buscan. No desea que su nombre aparezca en esta historia por miedo a que la acosen. No le interesa el dinero: “¿cómo voy a dejar pasar a desconocidos a mi casa por unos dólares?”, pregunta retóricamente.
Después de una hora de conversación, menciona su cansancio extendido ahora a la gentrificación: los estadounidenses se están apoderando de su colonia, transformándola en departamentos de Airbnb. Ella se encuentra atrapada en una historia que comenzó después de la era beatnik y antes de los gentrificadores.
—A mí no me gustó, me pareció malo —comenta sobre un libro de Burroughs que leyó, sin entender el revuelo en un lugar sin fantasmas, pero con dramas vecinales y un edificio resistiendo el tiempo y los temblores.
Vive en el departamento donde Burroughs, una figura clave de la Generación Beat, asesinó a su esposa Joan Vollmer el 6 de septiembre, tras una tarde de alcohol. Según testimonios y un juicio en México, Burroughs desafió a su esposa a demostrar su habilidad como tirador colocando un vaso de ginebra en su cabeza.
“Es hora de hacer nuestro acto de Guillermo Tell, vamos a probar a los muchachos lo buen tirador que soy”, dijo Burroughs antes de disparar, creyendo poseer las habilidades del legendario ballestero suizo. Sin embargo, se retractó días después, admitiendo que fue un accidente.
Este artículo, una colaboración de ARCHIVERO para DOMINGA, reconstruye este evento gracias a la desclasificación de expedientes olvidados. En México, la verdad oficial siempre está en construcción.
Encontrar el expediente de William Seward Burroughs en el Archivo Histórico de la Ciudad de México fue complicado. A pesar de los años, los métodos de búsqueda parecen obsoletos, y aunque el expediente es breve e incompleto, revela la complejidad de acceder a la verdad en casos antiguos.
El expediente, mal etiquetado como ‘William Burrughs’, contiene documentos que transportan a otra época. La investigación, liderada por Roberto Higuera, detalla que Burroughs y su esposa visitaron a un amigo el 7 de septiembre. Esa tarde, la reunión se ahogó en ginebra, y Burroughs, llevando una pistola, terminó asesinando a su esposa en un acto que él creyó era un despliegue de habilidad, pero terminó en tragedia.
Los documentos judiciales, aunque deteriorados, narran diversas versiones de la historia, pero todos coinciden en un trágico final. La prensa de la época cubrió el juicio y el asesinato con sensacionalismo, y aunque Burroughs fue liberado y regresó a Estados Unidos, el asesinato de Joan Vollmer quedó marcado en la historia como un sombrío capítulo de la literatura y la injusticia.