Apatzingán, Mich.- 11 de noviembre de 2025.- El sol apenas comenzaba a asomarse sobre los huertos de limón cuando se escuchó el eco de los motores militares. A lo lejos, se divisaban las unidades del Ejército Mexicano, la Guardia Nacional y la Guardia Civil avanzando entre los caminos de terracería que conducen a las empacadoras de la región. Era el inicio de una nueva jornada dentro de la Operación “Paricutín”, el plan de seguridad que busca blindar una de las actividades más importantes para la economía del valle: la producción y empaque del limón.

En las inmediaciones de las empacadoras, los uniformados recorrían las instalaciones, revisaban accesos y conversaban con los trabajadores, quienes observaban atentos el despliegue. Para muchos, la presencia de las fuerzas federales y estatales representa un respiro en medio de los temores por la inseguridad y las extorsiones que por años han afectado al sector agrícola.

Los patrullajes, tanto motorizados como a pie, se han multiplicado en las últimas semanas. De acuerdo con autoridades de seguridad, el objetivo es garantizar la tranquilidad de los productores y empleados, además de prevenir delitos que impactan de manera directa en la economía local.

Sin embargo, la Operación “Paricutín” va más allá de la simple vigilancia. En paralelo, se desarrollan labores de inteligencia y análisis de información para detectar redes delictivas, ubicar puntos de riesgo y planificar intervenciones más precisas. Estas acciones se coordinan con autoridades estatales y municipales, en un esfuerzo por recuperar la confianza y estabilidad en una región marcada por su potencial agrícola, pero también por los desafíos de la violencia.

Al caer la tarde, las patrullas seguían recorriendo los caminos que conectan las empacadoras con las comunidades rurales. La imagen de los convoyes reflejaba un mensaje claro, el Estado busca hacerse presente en cada rincón del valle limonero, donde la esperanza de paz y trabajo digno continúa germinando, lentamente, entre las ramas verdes del limón.