Toluca, Edomex

El color naranja de la flor de cempasúchil resalta entre las tumbas del panteón de San Cristóbal Huichochitlán, Estado de México, comunidad indígena donde ya iniciaron las celebraciones de Día de Muertos, con la fiesta de San Miguel Arcángel este 29 de septiembre.

Cada tumba luce con flores naranja, blancas, rojas, rosas y moradas, que visten la memoria de quienes ya no están en vida.

Al lugar llegó Juan de Dios Ortiz, en compañía de familiares decoró con la flor naranja, como le conocen también al cempasúchil, las tumbas de dos de sus hijos, la de su papá, mamá, y abuelos.

“Esta tradición significa parte del día de los muertos, 28 de septiembre día de San Miguel, ya lleva años y es la costumbre del pueblo venir a echar flores a las tumbas de los familiares, la flor de ahorita es el cempasúchil y en el día de todos los santos cambia la flor”.

Esta tradición fue inculcada por los antepasados de las familias otomíes originarias de San Cristóbal Huichochitlán, San Andrés Cuexcontitlán y San Pablo Autopan.

“Desde los abuelos viene esta tradición, tengo como 40 años viniendo al panteón para recordar a mis seres queridos, esto se sigue inculcando porque viene el ejemplo desde la gente mayor, nosotros la venimos siguiendo para que no se pierda”, platica Juan de Dios.

Hasta las tumbas llegan los más “viejos” de la comunidad para platicar a sus difuntos que tan bien o mal les ha ido, y se escucha esa lengua nativa que con el paso de los años ha ido desapareciendo.

“Para que se pierda esta duro, porque se les viene enseñando desde los más chicos a los más grandes, este día nada más es para venir a dejar flores, ya el 2 (de noviembre) o antes es para la velación”, comenta la señora Carmen.

José Juan también llegó temprano al panteón para dejar flores hasta su última morada a sus padres, abuelos e hijos.

“Es una costumbre que viene desde antes de los bisabuelos, es algo que ellos dejaron, me platicó mi papá que nació en 1909, que cuando tuvo razón ya estaba la tradición que empezó en el panteón que antes estaba en el atrio de la iglesia, ya después se pasó para acá, esto significa un recuerdo que me dejó mi papá, y hacemos un sacrificio para comprar la flor, es una vez al año y quiero que mis nietos lo sigan”.

La población indígena del Estado de México que guarda fielmente sus tradiciones se concentra en 43 localidades, a saber,
Mazahua, Otomí, Nahua, Matlazinca y Tlahuica, de acuerdo con datos del INEGI.