La presidenta Sheinbaum llegó al poder con muchos funcionarios heredados de la administración anterior
Leo Zuckermann
La presidenta Sheinbaum llegó al poder con muchos funcionarios heredados de la administración anterior. Del gabinete de Claudia como jefa de gobierno de la Ciudad de México, solo cinco arribaron a su gabinete legal como Presidenta de México: Luz Elena González, Josefina Rodríguez, Claudia Curiel, José Antonio Peña Merino y Omar García Harfuch. Obvio son gente de todas las confianzas de la mandataria.
Sin embargo, uno de ellos es el principal en la lista de funcionarios cercanos a la Presidenta: el secretario de Seguridad y Protección Ciudadana.
Omar García Harfuch realizó un buen trabajo como titular de esta misma materia en la capital del país. Ahí es donde se estableció el vínculo de confianza con Sheinbaum.
Tan es así, que el jefe de la policía era el favorito de Claudia para sucederlo como jefa de gobierno en la Ciudad de México. García Harfuch ganó de calle la encuesta de Morena para convertirse en el candidato de ese partido. Sin embargo, el partido gobernante le dio la candidatura a Clara Brugada por “paridad de género”. La realidad es que, aunque Omar era el personaje más popular, hubo muchas resistencias dentro de Morena para darle esa candidatura a un advenedizo al movimiento quien, además, se formó como policía bajo el mando de Genaro García Luna.
De esta forma, bajaron a la mala a Harfuch de la candidatura. A pesar de eso, él se disciplinó demostrando una gran lealtad a la que se convertiría en candidata a la Presidencia de Morena. Nadie dudó que, de ganar, Sheinbaum lo nombraría secretario de Seguridad del gobierno federal por los buenos resultados que obtuvo en la capital.
Así fue y, desde el día uno de este gobierno, se ha notado la diferencia en este tema en comparación con el gobierno pasado de López Obrador.
García Harfuch es una pieza fundamental del engranaje del claudismo dentro de Morena. Es el hombre fuerte de la Presidenta.
Por eso resulta perturbadora la revelación dada a conocer ayer por Raymundo Rivapalacio en su columna de El Financiero.
Reporta nuestro colega: “Desde junio de 2020, Omar García Harfuch no había estado en un riesgo tan alto como en vísperas del Grito del 15 de septiembre pasado, cuando un nuevo intento de atentado contra el secretario de Seguridad y Protección Ciudadana federal se frustró porque el ataque a una casa en Polanco, donde suele despachar cotidianamente, se realizó cuando no estaba. Varios tiros se dispararon, algunos de ellos directo a la terraza, donde suele estar”.
Fue precisamente en 2020 cuando el Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG) intentó asesinar al entonces secretario de Seguridad de la Ciudad de México nada menos que en las Lomas de Chapultepec. García Harfush sobrevivió de milagro, aunque resultó herido por tres balazos. En el ataque murieron dos de sus escoltas y una mujer que circulaba por la zona. Los agresores utilizaron armas largas como un fusil Barret de calibre .50.
Ayer, García Harfuch negó haber sido objeto de un nuevo atentado como lo reveló Rivapalacio. Sin embargo, dijo “hay demasiadas alertas que son desechadas, descartadas e investigadas de manera permanente, y eso es lo que estamos haciendo siempre”. Es decir, el secretario admitió que constantemente está recibiendo amenazas en contra de su vida.
Se entiende. Por algo lo trató de matar el CJNG. Omar es un policía de verdad que le ha pegado duro a poderosos grupos delincuenciales. Antes en la Ciudad de México, ahora en toda la República.
Simple y sencillamente, él es el artífice de la persecución judicial en contra de los grupos delincuenciales que operaron el tan rentable negocio ilícito del “huachicol fiscal” durante el sexenio pasado.
Súmese a la lista de malquerientes del secretario a todos aquellos que no quieren verlo como candidato presidencial en 2030. Porque García Harfuch, además de ser el hombre fuerte de Sheinbaum, tiene el carisma y el tamaño para liderar, desde hoy en día, las encuestas rumbo a la próxima sucesión.
El Estado tiene la enorme responsabilidad de proteger la vida de Harfuch. Es un asunto de seguridad nacional. Un atentado exitoso en contra de su persona representaría un golpe durísimo en contra de la presidenta Sheinbaum. Algo comparable como las consecuencias políticas que tuvo el asesinato de Colosio para el presidente Salinas.
Los mexicanos no queremos volver a vivir este tipo de zozobra.
X: @leozuckermann