Morelia, Michoacán

Michoacán podría ser la tercera entidad en catalogar el transfeminicidio como un delito dentro del Código Penal establecer penas específicas para este tipo de crimen.

El Consejo Económico y Social de Michoacán (Cesmich) entregó una iniciativa ciudadana en el Congreso del Estado para incorporar lo que se conoce como Ley Paola Buenrostro en la normativa estatal.

La activista Kenya Cuevas contó su historia de vida, de cómo desde los nueve años tuvo que escapar de la violencia familiar derivada de su identidad de género, vivió en la calle y desde esa temprana edad se dedicó al trabajo sexual hasta que desarrolló una adicción y terminó en la cárcel.

Después de salir, presenció el asesinato de su mejor amiga, Paola Buenrostro y aunque el homicida fue arrestado con el arma todavía en la mano, salió libre.

Toda esta serie de injusticias y discriminación vividas la llevaron a prepararse académicamente e impulsar la inclusión del transfeminicidio en la ley, motivada con la necesidad de que se visibilice ese tipo de delito, que se diferencia del feminicidio en las circunstancias y lugares en que se comete y su incidencia es mayor.

Nayarit y la Ciudad de México ya aprobaron esta ley y Michoacán podría ser el tercero, en caso de que se elabore y apruebe el dictamen, una vez que se conformen las comisiones legislativos.

¿Por qué incorporar el transfeminicidio cuando ya existe el feminicidio?

Kenya Cuevas explicó que aunque ambos son crímenes de odio, las circunstancias en que se comete son distintas. Además, la discriminación contra las mujeres trans abarca otros ámbitos como la educación, la salud y el empleo.

La iniciativa precisa que la discriminación contra las mujeres trans es doble, por su identidad sexual y por su condición de mujeres, a los que se pueden sumar otros tipos, por su etnia, situación económica y otras y señala que tratados internacionales a los que está adscrito nuestro país reconocen este tipo de violencia.

“Al tipificar el transfeminicidio estamos reconociendo que la violencia contra las mujeres trans no es un asunto individual, sino un problema social que requiere una respuesta colectiva”, opinó Eduardo Orihuela, presidente del Cesmich.

“En México la esperanza de vida de una mujer trans es apenas de 35 años, en comparación con los 75 de una persona cisgénero. Esta alarmante diferencia refleja en realidad odio y discriminación que no podemos seguir ignorando”, apuntó Jorge Alberto Rojas, activista y miembro del Cesmich.

Agregó que en 2021 la tasa de asesinatos de mujeres trans fue de 13.6 por cada 100 mil habitantes, más del doble que las mujeres cis y por ello se propone una pena mayor, de hasta 70 años de prisión, a la par de campañas de concientización para erradicar prejuicios.

Por su parte, Reyes Galindo habló sobre la importancia de la participación ciudadana para legitimar los trabajos legislativos y se comprometió a darle continuidad a esta iniciativa tanto de parte de la bancada que coordina, la del PT, así como de las del PVEM y Morena. “La cuarta transformación debe ser la esperanza de que sectores que han sido históricamente vulnerados hoy puedan reivindicarse”, dijo.

¿De qué se trata la iniciativa?

La iniciativa presentada por Cesmich busca incluir el delito de feminicidio en el Código Penal con una pena que va de los 20 a los 50 años de cárcel y que puede incrementarse en caso de que se cumplan ciertas circunstanciales como que la víctima sea menor de edad o adulta mayor, que haya saña en la forma en que se comete el crimen, cuando el delito sea cometido por dos o más personas o cuando esté relacionado con el trabajo sexual.

Se define además bajo qué circunstancias se debería considerar un homicidio como un transfeminicidio y algunas coinciden con las de feminicidio, como cuando hay una relación afectiva entre la víctima y el agresor o cuando el cuerpo es exhibido en la vía pública o presenta determinadas señales, pero se agregan también acciones que tienen que ver con un rechazo a la identidad de género, como intercambiar la vestimenta o accesorios de la víctima con los que se asignan al género másculino, cortarle o quemarle el cabello, entre otros.